Muy pocos vislumbran los beneficios legales de estar casados, y menos aún, los tributarios. Y es que al casarse, los gastos se reparten en partes iguales y con una perspectiva familiar, por lo que tributariamente hablando, se terminan pagando menos impuestos que dos personas por separado, de forma individual.
¿Cuáles son las ventajas?
Este sistema existe en muchos países, pero en España es particularmente claro, especialmente en la declaración de la renta a través del Impuesto sobre la Renta para las Personas Físicas (IRPF). En este caso, independientemente si uno de los cónyuges trabaja o no, se puede aplicar una tributación conjunta.
Por ejemplo: esto es particularmente útil cuando los ingresos son disímiles, o cuando un cónyuge es dependiente económicamente del otro. De esta forma, se puede lograr que una persona no quede totalmente desvalida ante el pago a impuestos. De esta forma podrá acceder a la seguridad social y a los diferentes beneficios.
¿Es algo que dejará de existir?
Para algunos grupos políticos, esto se trata de una herencia machista, de los tiempos en los que las mujeres solo se dedicaban al hogar y el hombre era el que traía el dinero. Sin embargo, no es solo así. Existen muchas parejas que por cuestiones circunstanciales, necesitan un régimen tributario conjunto.
Aunado a eso, no tiene mucho sentido que si se comparten cuentas, gastos, hijos, bienes y deudas, deba pagarse de forma individual el impuesto sobre la renta. A pesar de que esto ha sido mal visto, existen millones de matrimonios que se siguen beneficiando y lo ven como algo justo, al compartir en régimen de gananciales y después, tener derecho a la herencia y a la pensión de sobrevivencia del cónyuge.
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